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Bioética y sociedad

Vacunas, desigualdad e injusticia

Vacunas, desigualdad e injusticia

Presentamos un resumen del artículo que analiza el resultado de que las vacunas sigan sujetas a derechos de propiedad en contra de multitud de reclamos internacionales de que pertenecieran a la humanidad. La codicia de quienes pretenden seguir ganando dinero con la enfermedad prevaleció y todas tienen “dueño”. Gracias a la posibilidad de patentarlas pueden disponer de ellas generando un motivo más de desigualdad y de explotación de los países pobres por los países ricos.  

Derecho a la propiedad

Países que suponen el 14% de la población mundial ya disponen del 54% de las dosis previstas para los próximos meses, informó Médicos Sin Fronteras con datos de Third World Network y Airfinity.

Canadá es el país que encabeza la lista de acaparamiento de dosis por habitante asegurándose vacunas suficientes como para vacunar a cada canadiense 5 o incluso 6 veces, escoltado por Estados Unidos y Reino Unido.

“Esto significa que la mayoría de la población de los países más pobres se quedaran sin vacunas. Hay algo que se puede hacer para evitar esta desigualdad global: la supresión de las patentes de las vacunas contra la covid. Pero los países ricos también se oponen a esta medida que sí reclaman los más pobres”, señalaron Médicos sin Fronteras, Oxfam, The People Vaccine’s y Amnistía Internacional entre otras 379 OnGs que acompañaron el pedido de India y Sudáfrica en la OMC de suspender las patentes farmacéuticas durante la pandemia y que fue archivado hasta marzo. Las patentes dan pie a los monopolios y necesariamente se convierten en un obstáculo en el acceso a la salud. La prueba de esto lo dio lo sucedido en Holanda con Roche, durante los primeros meses de la pandemia. La alta demanda de kits de pruebas para el coronavirus provocó que la farmacéutica suiza no pudiera atender a toda la necesidad que había en esos momentos y satisfacer la demanda de los laboratorios holandeses que dependían de ella. El monopolio generaba la escacez de pruebas que hizo que  Holanda no pudiera realizar pruebas durante esos primeros meses. El gobierno pidió a Roche que compartiera la fórmula e intentó hacer una licencia obligatoria. El tiempo pasaba y finalmente la farmacéutica suiza cedió, pero el tiempo desperdiciado generó que muchas vidas se perdieran.

Anna Marriott, responsable de políticas de salud de Oxfam, afirmó que «nadie debería quedarse sin una vacuna que salva vidas por culpa del país en el que vive o por la cantidad de dinero que tiene en el bolsillo”. 

Algunos laboratorios escucharon este reclamo: Johnson & Johnson, cuya vacuna se está probando como dosis única, lo que la convierte en otro competidor en el mundo en desarrollo, ha prometido hasta 500 millones de dosis a los países de bajos ingresos, sin especificar qué naciones las recibirían.

China, que tiene la tercera mayor capacidad de fabricación de vacunas del mundo, ha indicado que tiene la intención de poner sus vacunas a disposición de los países en desarrollo.

Pero, “a menos que algo cambie dramáticamente, miles de millones de personas en todo el mundo no recibirán una vacuna segura y efectiva contra la Covid-19 en los próximos años», alertó.

“Los países de altos ingresos se han puesto al frente de la fila y vaciaron los estantes”, ironizó Andrea Taylor, investigadora de la Universidad de Duke que estudió los contratos.

Otras naciones ricas se unieron a Estados Unidos para realizar grandes pedidos por adelantado, a menudo con opciones para ampliar los acuerdos y adquirir aún más, lo que socavó la capacidad de muchos países para realizar compras oportunas.

Estados Unidos ha asegurado 100 millones de dosis de Pfizer, con la opción de comprar 500 millones más, y 200 millones de Moderna, con 300 millones adicionales en oferta. También ha reservado 810 millones de dosis de AstraZeneca, Johnson & Johnson, Novavax y Sanofi combinados. Los acuerdos de expansión podrían llevar ese número a 1.500 millones.

Gran Bretaña ha reservado 357 millones de dosis de todas esas empresas, junto con una pequeña empresa, Valneva, con opciones para comprar 152 millones más.

La Unión Europea ha obtenido 1.300 millones de la mayoría de las mismas empresas, así como de la empresa alemana CureVac y puede obtener 660 millones de dosis más si así lo desea.

No todas las naciones menos ricas enfrentarán una grave escasez. Algunas han asegurado una cantidad sustancial de dosis que podrían salir al mercado el próximo año aprovechando sus propias fortalezas de fabricación de medicamentos.

India está en camino de producir más dosis de vacunas contra el coronavirus el próximo año que cualquier otro país. El Serum Institute of India, que tiene contratos para producir grandes cantidades de vacunas para AstraZeneca y Novavax, ha prometido al gobierno indio la mitad de su producción. «India tiene prioridad porque es mi país de origen», dijo Adar Poonawalla, director ejecutivo de la empresa, en una entrevista, lo que muestra que la valorización de los negocios sobre la de la vida se da a todo nivel.

La Argentina se ubica en el puesto número 14 entre 40 países analizados, con 47 millones de dosis confirmadas (22 millones a AstraZeneca y 25 millones al Instituto Gamaleya de Rusia). A estas cifras habría que sumarles las dosis que pueda conseguir a través de la plataforma COVAX de la OMS, aunque sin fecha de entrega.

Generando desigualdad e injusticia

“Si bien muchas naciones pobres pueden vacunar como máximo al 20 por ciento de su población en 2021, algunos de los países más ricos del mundo han reservado dosis suficientes para inmunizar a los suyos varias veces”, señaló el informe de la empresa de análisis científicos Airfinity.
Si se administran todas las dosis que han reservado, la Unión Europea podría inocular a sus residentes dos veces, Gran Bretaña y Estados Unidos podrían hacerlo cuatro veces y Canadá seis veces, según datos sobre contratos de vacunas recopilados por la Universidad de Duke, Unicef y Airfinity. 

La negociación de estas compras ha sido confidencial, probablemente para tapar a la vista del público las sobre contrataciones y las falsas promesas ya que la producción tiene límites. Es el caso de Pfizer que  inicialmente calculó que produciría 100 millones de dosis para fines de este año y 500 millones durante 2021, solo para reducir luego esas estimaciones a la mitad. Por ello es posible afirmar como Julia Barnes-Weise, directora de Global Healthcare Innovation Alliance Accelerator,  que es «alucinante» que el suministro global de vacunas Covid-19 dependa de cómo se negociaban estos acuerdos confidenciales.  Volvamos a Pfizer: el gobierno de Estados Unidos compró 100 millones de dosis, y luego se sorprendió cuando se le dijo que tendría que esperar hasta junio para recibir 100 millones adicionales incluidas como opción bajo su contrato.

Clemens Auer, negociador jefe de la Unión Europea, comentó que el contrato con Pfizer por 200 millones de dosis venía con un «calendario de entrega fijo», pero que estaba ocultando los detalles al público. «Los detalles no importan mucho», dijo, dado el alto volumen de vacunas que la UE había obtenido.

En Canadá, el gobierno se ha enfrentado a cuestionamientos sobre su contrato con Moderna. El país consiguió un acuerdo en agosto por 20 millones de dosis, con una opción por 36 millones adicionales. Estados Unidos anunció un acuerdo por hasta 500 millones de dosis poco después, y Gran Bretaña y la Unión Europea anunciaron sus propios acuerdos el mes pasado.

Entonces, cuando Moderna dijo recientemente que sus primeros 20 millones irían a Estados Unidos, los políticos canadienses fueron acusados de dejar que su país perdiera su lugar. No era muy conocido que, como condición para recibir apoyo financiero de Estados Unidos, Moderna les había prometido a los estadounidenses sus primeras dosis. 

En otros casos, los fabricantes de vacunas o sus socios pueden haber prometido más dosis de las que se pueden producir: por ejemplo, ya se han comprometido 3.210 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca en ventas anticipadas, pero el laboratorio multinacional con sede en Londres hasta ahora solo pudo confirmar acuerdos de fabricación por 2.860 millones, según Airfinity. Johnson & Johnson ha prometido 1.300 millones, pero ha asegurado la fabricación por solo 1.100 mil millones.

En el Parlamento canadiense, Erin O’Toole, la líder conservadora, presentó una moción para que el gobierno publique las fechas de cumplimiento de sus órdenes de compra, con el argumento de que los ciudadanos «merecen saber cuándo pueden esperar cada tipo de vacuna». Desde las OnGs y organismos internacionales como la ONU y la OMS se les pide a los países ricos que compartan voluntariamente en vez de acumular, pero a medida que se hacen más visibles las marcadas disparidades en el acceso a las vacunas, aumenta la presión sobre esos países ricos para que modifiquen sus planes.

«El peor resultado posible es que están ofreciendo vacunas a la población de todo un país antes de que podamos ofrecerlas a las poblaciones de mayor riesgo en otros países», lamentó Bruce Aylward, asesor principal del director general de la OMS, que está trabajando en la iniciativa mundial de vacunas. Airfinity analizó los acuerdos realizados entre los países y las ocho vacunas líderes: 67 países de ingresos bajos y medios bajos corren el riesgo de quedarse atrás a medida que los países ricos avanzan hacia su ruta de escape de esta pandemia.

Además, “si resulta que esta es una vacuna que se requiere todos los años, como la vacuna contra la gripe, eso cambiará las proyecciones por completo”, anticipó Krishna Udayakumar, director del Duke Global Health Innovation Center.

«Estos acuerdos directos realizados por países de ingresos altos (y algunos de ingresos medios) dan como resultado una porción más pequeña del pastel disponible para una asignación global equitativa. No hemos podido encontrar evidencia de acuerdos directos realizados por países de bajos ingresos, lo que sugiere que los países de bajos ingresos dependerán por completo de la cobertura de población del 20% de COVAX», indicó el informe del Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke lo que ampliará la diferencia entre las velocidades de quienes recibirán las vacunas, por el tiempo que tendrán que esperar los países de rentas bajas para disponer de vacunas hasta que COVAX tenga esas vacunas, decida donde las distribuya y comience el proceso. 

Podemos preguntarnos si el acopio de vacunas es lícito, de lo que estamos seguros es que no es ético, sino todo lo contrario, pues atenta contra la igualdad y por consiguiente contra la justicia. Se pueden proponer sistemas de acopio como el COVAX donde la distribución es manejada por instituciones internacionales con mayor nivel de equidad, sin embargo, mientras permanezca vigente la patentación de los resultados científicos que tienen que ver con la vida y la salud de las poblaciones el problema se repetirá a cada paso.

Fuente: PharmaBaires, 28-12-2020

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