Sydney Brenner. La muerte de un genio
Murió a los 92 años de edad en Singapur, Sydney Brenner pionero en el campo de la biología molecular. Fue Premio Nobel en 2002 junto con H. Robert Horvitz y John E. Sulston, «por sus descubrimientos sobre la regulación genética del desarrollo de órganos y la muerte celular programada».
Su brillante trayectoria tuvo un punto de inflexión: el descubrimiento del pequeño gusano Caenorhabditis elegans, que ahora es ampliamente utilizado por investigadores de todo el mundo como modelo para estudiar cómo funcionan todos los organismos vivos. Su simpleza anatómica (unas 1000 células) y facilidad de observación al ser transparente, junto con su corto tiempo de generación (3 días), y alimentación sencilla a base de E. coli, hicieron que pronto se reconociera su idoneidad para trabajo en laboratorios económicamente modestos. Además se puede mantener como poblaciones propagadas de modo asexual o sexual, ya que los dos sexos existentes (machos y hermafroditas) permiten la generación de estirpes genéticamente homogéneas, y de cruzarlas a voluntad. El genoma de C. elegans está completamente secuenciado y el número de genes establecidos en unos 20.000, divididos en 6 cromosomas distintos. Este descubrimiento facilitó las investigaciones y además las abarató, pero una de las mayores preocupaciones de Brenner a la que nunca dejó de referir, era el uso que podría hacerse de la ciencia en general y de los descubrimientos genéticos en particular.
Sydney Brenner comentaba que los dos valores éticos que debían caracterizar a un investigador en ciencias de la vida eran: decir la verdad y defender a toda la humanidad.
La cuestión ética fundamental que muchas veces lleva a cuestionar la manipulación de células y genes, como es el caso de Brenner, es la relación entre esta manipulación con la mejora del ser humano. En ese sentido Brenner respondió al conocido comentario de James Watson -Premio Nobel de Medicina en 1962 por su contribución al descubrimiento de la estructura de la doble hélice del ADN. Watson decía en 2008 «porque todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que la inteligencia de los negros es la misma que la nuestra… Sin embargo, la gente que tiene que tratar con empleados negros sabe que eso no es así». En respuesta Sydney Brenner, dirigió una carta a Crick, colaborador de Watson, en la que le señalaba que: «los intentos actuales de mejorar a la especie humana mediante la manipulación genética no son peligrosos, sino ridículos», y añadía… «Supongamos que queremos un hombre más inteligente. El problema es que no sabemos con exactitud qué genes manipular»… «Solo hay un instrumento para transformar a la humanidad de modo duradero y es la cultura».
Es fundamental recuperar la dimensión humana para una ciencia que muchas veces se deja someter por la tecnología. La ciencia debe tener como principal motivo de acción el respeto a la dignidad del hombre y una visión del mismo en relación con su historia, su comunidad y su futuro cosa que las abstracciones científicas como es el estudio de elementos constitutivos como son las células e incluso más los genes y sus componentes, de una manera tan separada del resto, muchas veces parecen olvidar. Una frase de Sydney Brenner nos permite pensar que no lo olvidaba: «El genoma interesante de verdad es el del tío Harry, que fumó dos paquetes de tabaco durante toda su vida y vivió más de 90 años”.