Salud global asunto de militantes
Desde la bioética latinoamericana miramos con mucha sospecha a la globalización ya que es un fenómeno económico promovido por un capitalismo devastador del planeta y de las sociedades. La globalización debe ser alimentada con razones teóricas para poder mantenerse y sobre todo, como en este texto, con conceptos entusiastas reclamando militancia a favor de la salud global. Si en vez de leer salud global leemos salud pública, que es el único marco dentro del que puede pensarse la justicia en materia de salud, este resumen del artículo Salud global para militantes, aparecido en The Lancet que reproducimos, aporta algunas ideas a rescatar.
“Los estudiantes de medicina establecieron centros temporales de primeros auxilios durante las recientes protestas callejeras contra el muy odiado proyecto de ley de extradición del presidente ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam. Se arriesgaron a ser atacados, arrestados y procesados. Por lo tanto, uno podría preguntar: ¿por qué causa arriesgarían todo? ¿Su carrera? ¿Su libertad?¿Tal vez incluso su familia? Para aquellos que trabajan en salud global, la respuesta a esta pregunta depende de la respuesta a otra pregunta: ¿para qué sirve la salud global? Podemos responder para investigación, educación e implementación de programas. Pero ¿hay algo más?
Aquí hay tres posibilidades. Primero, la salud global representa un conjunto de valores que cada uno de nosotros puede vivir: verdad, razón, equidad, el derecho a la salud, la libertad y la justicia social. En segundo lugar, la salud global prevé un mundo diferente. Una utopía realista, para citar al filósofo estadounidense John Rawls. Y tercero, la salud global se trata de acción: comprometerse en una lucha para provocar un debate público y político racional, cambiar de opinión y promover una nueva manera de hacer sociedad. El sistema de salud es un sitio legítimo para tal lucha y para ello hemos de estar preparados para evaluar y juzgar los sistemas económicos y políticos que influyen en la salud. ¿Estamos listos para dar un paso adelante?
Hay otra pregunta que responder antes: parafraseando a Alain Badiou en Filosofía para militantes (2015), «El futuro de [salud global] depende de su capacidad de adaptación progresiva al cambio de sus condiciones». La salud global no es una disciplina estática. (…) Thomas Bollyky y sus colegas han demostrado tentativamente que «las democracias son más propensas que las autocracias a generar beneficios para la salud… Las agencias internacionales de salud y los donantes deberían tener que considerar cada vez más las implicaciones del tipo de régimen en sus esfuerzos por maximizar los beneficios para la salud». Si Bollyky tiene razón, ¿Deberían los militantes de la salud mundial luchar para promover la democracia en todo el mundo? …
Badiou también preguntó qué tipo de personas necesitamos para ofrecer mejores sociedades. Él invocó la noción del héroe. El heroísmo ha sido definido por la guerra. La figura arquetípica del héroe es el soldado. Badiou rechaza el modelo de guerra como sitio de heroísmo. Argumentó que debemos crear héroes que trasciendan la guerra y al soldado. Da tres criterios para el héroe no guerrero. El héroe moderno debe ser “un ejemplo para todos”. El héroe debe ser sobre «la creación de una nueva posibilidad». Y el héroe debe considerar acciones que están «al servicio de una idea verdadera». Ahora, afirma Badiou, es el momento para «una nueva forma de coraje». Un valor que exige un compromiso radical con sus condiciones definidas personalmente para la salud global. Un coraje que ve el conocimiento como un instrumento político para el cambio social. Un coraje que facilita el diálogo a través del conflicto. Un coraje que invita a la resistencia civil no violenta constructiva. La democracia no es el único objetivo político por el que luchar. El siglo XXI ha revelado tristemente debilidades y fallas aterradoras en nuestras instituciones democráticas. En cambio, Rawls sugirió la idea de una sociedad bien ordenada. Una sociedad que permita un pluralismo razonable en el debate público y político; que permite arreglos justos y decentes en los sistemas políticos, económicos y legales; y donde todos los ciudadanos aceptan la importancia de un principio de justicia. Una sociedad bien ordenada es aquella donde la justicia es un tema central de discusión. El tema de la justicia, por lo tanto, es el fundamento básico de un militante de la salud mundial. ¿Y ahora qué?
Richard Horton, The Lancet, June 29, 2019
DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(19)31511-9