Los mares y el cambio climático
El cambio climático y los mares
¿Por qué la bioética debe ocuparse de estas cuestiones? Precisamente porque la tarea de la bioética está fundamentalmente asociada a la vigencia de los derechos humanos, y velar por el cuidado del agua, de los mares, de la tierra, de la atmósfera, de los demás seres vivos de planeta es una de las condiciones para que los seres humanos puedan tener vida en el futuro. La bioética debe reclamar a la ciencia, o mejor a los científicos que son quienes nos informan sobre las amenazas que esta vida futura está sufriendo día a día, que ponga límites a un desarrollo tecnológico cada vez más descontrolado causante de fenómenos como la alteración del clima entre otros.
Un estudio de la Universidad de Washington, elaborado por el Laboratorio Nacional de Los Álamos y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, refleja que el mar de Beaufort, que se trata del mayor embalse de agua dulce del océano Ártico, ha aumentado su cantidad de agua dulce en un 40% en los últimos 20 años. Esta agua, que viaja a través del archipiélago canadiense para llegar al mar de Labrador, provocará cambios en las condiciones de los mares.
«El archipiélago canadiense es un conducto importante entre el Ártico y el Atlántico Norte», señala en el artículo publicado en la revista científica ‘Phys‘ su autor principal, el climatólogo Jiaxu Zhang, investigador del Instituto Cooperativo de Estudios Climáticos, Oceánicos y Ecosistémicos (Cicoes). «En el futuro, si los vientos se debilitan y el agua dulce se sigue liberando a estos volúmenes, existirá la posibilidad de que altere las características del mar de Labrador».
Es por ello que esta investigación tiene implicaciones para el medio marino del mar de Labrador, ya que el agua del Ártico suele ser más fría, pero a la vez rica en nutrientes. Esta vía afecta a las corrientes termohalinas que transportan el agua más fría y pesada que acaba hundiéndose en el Atlántico Norte y regresa a lo largo de la superficie, como la Corriente del Golfo que caracteriza el clima del sur de Europa. El agua que está entrando en el mar de Labrador podría ralentizar esa circulación hasta provocar el colapso de la corriente, lo que podría dar lugar a una alteración del actual patrón climático europeo.
El volumen de agua dulce del mar de Beaufort, el mayor embalse de agua dulce del océano Ártico, ha aumentado en un 40% en los últimos 20 años, duplicando su tamaño en más de 23.000 kilómetros cúbicos. En caso de que toda esa agua dulce se liberase al Atlántico Norte, las consecuencias serían impredecibles a efectos climáticos globales.
Las estaciones de medición confirman el progresivo deshielo del Ártico. (EFE)
Sin embargo, de momento se desconoce el impacto exacto de este fenómeno en los mares, relacionado con la crisis climática, puesto que las investigaciones previas analizaron exclusivamente sucesos anteriores. Ahora, de lo que se trata es de esclarecer qué cambios podría desencadenar en el futuro.
“Una liberación de agua dulce de este tamaño en el subpolar Atlántico Norte puede originar un cambio de patrón de circulación crítico en la Corriente del Golfo, que ejerce una influencia significativa en el clima del hemisferio norte”, indicó Wilbert Weijer, investigador del Laboratorio Nacional de Los Álamos.
Fuente: elconfidencial.com


