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La Bioética en la coyuntura Latinoamericana: el caso de Colombia.

La Bioética en la coyuntura Latinoamericana: el caso de Colombia.

Red Latinoamericana de Bioética. Septiembre 19 de 2024.

Guion de la presentación.

Introducción.

Gracias por la oportunidad, la presencia y la participación.

Importancia de ampliar este mapa latinoamericano: después de pasar por Ecuador, Argentina y Brasil, acercarnos hoy a la difícil, compleja y desafiante situación de Colombia.

Presento el guion de una conversación, acordado y complementado con los compañeros/as de la Red en Colombia. 30 minutos y luego complemento de ellos/a y conversación abierta.

Centro la presentación en cuatro temas:

  • Los orígenes de la confrontación armada en Colombia.
  • Sobre la Comisión de la Verdad y sus Hallazgos y Recomendaciones para superar el CAI.
  • La coyuntura actual.
  • ¿Qué hacer desde la bioética en la situación colombiana?
  1. Los orígenes de la confrontación armada en Colombia
  • Colombia: un país intermedio, en extensión (1.130.000kms2); población (51 millones de habitantes); historia como país (un poco más de dos siglos, pero muchos más con sus pueblos originarios).  Ocupa también lugares intermedios en términos de alfabetización, tasas de natalidad, esperanza de vida (77 años en Colombia, 87 en Singapur y 65 en Haití), ingreso per cápita y otros indicadores. Figura entre los países más biodiversos del mundo y tiene una gran riqueza en recursos naturales.
  • Un país marcado por la inequidad, el racismo, el clasismo y la intolerancia.  Inequidad:el 1% más rico tiene la tercera parte de la riqueza del país, mientras el 50% más pobre tiene sólo el 4% de la riqueza. El 40% de la población del país vive en la pobreza y el 15% en la miseria. El Gini en la propiedad de la tierra es de 0.90 (el 1% de las grandes propiedades acapara el 81% de la tierra). Estas y otras inequidades en lugar de reducirse se han incrementado a lo largo de la confrontación armada.
  • Racismo. El 10% de la población del país es afrocolombiana y el 4.5% indígena. Y,a pesar de haber eliminado legalmente la esclavitud desde la mitad del siglo XIX, el país sigue siendo racista y la participación de los pueblos étnicos es aún muy desigual en todos los niveles. Y no es sólo cuestión de cuotas: es la descalificación, la discriminación y los abusos contra ellos. Desde la Constitución del 91 hay avances y cada vez hay mayor conciencia del problema.
  • Clasismo. El 82% de la población pertenece a los estratos 1-2 y 3. Sólo el 7% pertenece a los estratos 5 y 6. Y estos estratos han acaparado el poder económico, político y socio-cultural. La situación es especialmente grave en ciertas regiones en donde las élites locales mantienen un mayor control.
  • Intolerancia. Las hegemonías ideológicas, en especial políticas y religiosas, han generado una sociedad incapaz de reconocer las diferencias y tramitarlas mediante formas no violentas, al tiempo que sigue predominando una fuerte resistencia a los cambios y una creciente polarización político-ideológica.

La sinergia de estas condiciones y los intentos por enfrentarlas han estado a la raíz de los distintos ciclos de violencia que ha padecido el país, que se han agravado y degradado por la emergencia y persistencia de fenómenos económico-políticos como el narcotráfico.

II, Sobre la Comisión de la Verdad y sus Hallazgos y Recomendaciones para entender y superar el CAI.

Como producto de los Acuerdos logrados con las FARC a  mitad de la década pasada, la Comisión de la Verdad se convirtió en el mayor esfuerzo realizado hasta ahora en el país por tratar de entender el origen las dinámicas, los hechos y las responsabilidades de la reciente confrontación armada, y por plantear recomendaciones que contribuyan a su superación.

Durante casi cinco años los once comisionados/as y un excelente equipo trabajamos  para cumplir la tarea.  

Priorizamos la escucha de todos los sectores, en especial de las víctimas; entendimos que el problema, siendo nacional, tenía características y dinámicas regionales y, por tanto, tuvimos presencia nacional y recorrimos todas las regiones; asumimos los enfoques diferenciales étnico y de género; revisamos centenares de bases de datos; recibimos 1.236 informes sobre diferentes temas y aspectos de la guerra; escuchamos 14.931 testimonios y más de 30.000 personas en centenares de encuentros y eventos. Nos tocó trabajar en medio de la persistencia de la confrontación armada debido a algunas disidencias de las FARC, a la continuación de las actividades del ELN y a la emergencia de otras organizaciones armadas de delincuencia ligadas al narcotráfico y a la minería ilegal. La pandemia de Covid-19 nos costó la vida de una Comisionada y comprometió a muchos integrantes del equipo; nos limitó pero no nos inmovilizó. Y nos toó trabajar la mayor parte del período con un gobierno hostil al proceso de paz, a los acuerdos logrados y, por tanto, a la Comisión.

El legado de la Comisión está integrado por el Informe Final, contenido en las 9.017 páginas de 11 volúmenes y 14 fascículos, y en un archivo documental y multimedia de 140 teras, con un riquísimo materia audiovisual, artístico, testimonial y pedagógico.

  • Breve resumen de hallazgos y recomendaciones de la Comisión de la Verdad.

La realidad de la persistencia del CAI hizo que la pregunta central de la CEV terminara siendo: ¿Por qué, a pesar de tantos esfuerzos y procesos de paz, persiste la confrontación armada y no logramos construir una sociedad en paz?  Eso llevó a que los hallazgos se centraran en gran medida en identificar los factores de persistencia de la guerra, y las recomendaciones en proponer una hoja de ruta para resolverlos y avanzar en la construcción de la paz. Obviamente los hallazgos destacaron también las principales características del CAI, su magnitud, sus dinámicas y los graves daños que la confrontación sigue produciendo sobre la vida, la democracia, la naturaleza y la cultura en el país.

Enuncio sólo cuatro de los factores de persistencias de la guerra destacados en el IF/CEV, con el respectivo bloque de recomendaciones, y una anotación sobre la naturaleza como víctima del CAI.

  1. Las condiciones estructurales que originaron y siguen atizando el CAI, y las recomendaciones de reivindicar la igual dignidad humana, la equidad y una cultura de paz.

La Comisión reconoció las condiciones estructurales enunciadas al principio como determinantes en el origen y la persistencia del CAI: inequidades, una sociedad clasista, el

racismo como herencia colonial, productor de un continuum de violencia y reproducido por los distintos actores armados, y el patriarcado y la discriminación de las mujeres y la población LGBTIQ.

Para estos problemas de fondo, la Comisión formuló un conjunto de recomendaciones, centradas en colocar el respeto a la vida y a la igual dignidad humana (en especial en el caso de las víctimas) en el centro de las preocupaciones y tareas de El Estado, la Sociedad y los individuos. Esto requiere

profundos cambios culturales hacia la implementación de una cultura de paz, dentro de la cual la equidad a todo nivel constituye un pilar fundamental.

  • La democracia como víctima del CAI y la necesidad de consolidarla.

La Comisión evidenció que la democracia ha sido una de las principales víctimas del CAI. Con la doctrina del enemigo interno se ha estigmatizado a las personas y organizaciones que piensan diferente, se ha criminalizado la protesta social y se han perseguido y eliminado líderes populares, sociales, y defensores de derechos humanos.  Por su parte los grupos armados han tratado de imponer órdenes violentos en sus áreas de influencia, han tratado de controlar las organizaciones sociales y populares y han impedido o dificultado el desarrollo de los procesos electorales

Uno de los bloque de recomendaciones de la Comisión se refiere a la necesidad de sacar las armas de la política y consolidar una democracia incluyente, amplia y deliberativa. Esto presupone cambios de fondo en la doctrina y la política de seguridad nacional, orientados a superar el concepto del enemigo interno y la consiguiente estigmatización, y a garantizar la protesta social, los procesos organizativos populares, sindicales y estudiantiles y la defensa de los Derechos Humanos. La Comisión propone igualmente un pacto político nacional y una reforma política para fundamentar y hacer efectiva la democracia.

  • La cuestión de la tierra, el territorio, el carácter regional de la guerra y la necesidad de la construcción de la paz territorial.

Para la Comisión de la Verdad el problema de la tierra y el territorio, con datos como los anteriormente señalados y los procesos de despojo masivo de tierras, el control territorial de los actores armados y la consiguiente conversión de los campesinos en las principales víctimas fatales de esta guerra, están en el núcleo de la confrontación armada.  En consecuencia, uno de los bloques de recomendaciones se centra en indicar medidas para enfrentar y resolver el problema de la tierra y contribuir a la paz territorial. Entre ellas: -) Implementar el punto Uno de los Acuerdos con las FARC, mediante la Reforma Rural Integral y el desarrollo territorial sostenible. -) Autonomía territorial y descentralización. -) Revertir el despojo de la tierra y el territorio. -) Garantizar el acceso equitativo y ambientalmente sostenible de la tierra y el territorio. -) Replantear las relaciones campo-ciudad -) Provisión de bienes y servicios públicos para la ruralidad, en especial: vivienda, educación y salud.

  • El narcotráfico como factor de persistencia del CAI y la necesidad de replantear el problema.

El narcotráfico no originó el CAI en Colombia, pero lo mantiene, lo complicó, lo degradó y penetró a todos los actores. Es un problema de economía política y no militar. Por tanto, son incorrectos e ineficaces la guerra al narcotráfico y el prohibicionismo. Además: el problema no es sólo el tráfico, lo conforman también la producción y los consumos.

El cuarto bloque de Recomendaciones se refiere a replantear el problema y las estrategias para el enfrentamiento del narcotráfico. Se trata de entenderlo como una realidad económica y política y no sólo como un asunto militar. Y se propone avanzar hacia la regularización de la producción, el comercio y los consumos., lo que implica su legalización, regulación, fiscalización y control, y la consideración de los consumidores como posibles víctimas de adicción. Sería tratado también entonces como un problema de salud pública.  Para la Comisión es claro que, dadas la naturaleza, las redes y las implicaciones trasnacionales de este problema, el cambio de enfoque y de acción propuesto es una tarea que compete a muchos países y, en general, a la comunidad y a las agencias internacionales.

  • La naturaleza como víctima del conflicto armado.

La Comisión evidenció las diferentes maneras en las que la naturaleza ha sido víctima de la guerra en Colombia: los ríos fueron envenenados por las fumigaciones aéreas y las minerías, y convertidos en cementerios flotantes de las víctimas de los distintos actores armados; la tierra fue herida por bombardeos y el sembrado de minas antipersona; la frecuente voladura de oleoductos (más de 3.500 a lo largo de la guerra) ha tenido graves impactos ambientales; los usos y abusos de animales y, sobre todo, la estigmatización, persecución, desaparición forzada y asesinato de líderes y defensores de la naturaleza (661 asesinados entre 2016 y 2021). Todo esto ha tenido graves consecuencias en las personas, especialmente los campesinos, y sus organizaciones: desarraigo, destierro y desplazamiento forzado, reconfiguración del campo, trauma biocultural y alteraciones de la salud mental.

Frente a esta tragedia, la Comisión planteó la necesidad de reconocer el grave daño causado a la naturaleza, repararla efectivamente, restablecer las relaciones de las personas y las comunidades con ella y proteger a quienes la defienden.

  1. Algunas anotaciones sobre la coyuntura actual.
  • Contrario a lo que sería de esperarse, la confrontación armada sólo tuvo una tregua ligera e incompleta en los primeros años posteriores a la firma de los acuerdos con las FARC, pero luego se ha reactivado y hoy se vive una nueva fase de agudización, con el agravante del surgimiento o fortalecimiento de distintas estructuras criminales, muy ligadas a remanentes del paramilitarismo y a los negocios del narcotráfico y las minerías legales e ilegales.
  • El actual gobierno planteó en un comienzo un esperanzador programa de reformas sociales, paz total, reforma rural integral y un gran acuerdo nacional. Desafortunadamente la convergencia de: a) una férrea resistencia a las reformas por parte de los grupos, sectores y partidos que tradicionalmente han ejercido el poder; b) la persistencia e intensificación de la confrontación armada, antes señalada; c) la marcada polarización política, atizada desde los distintos frentes del espectro político-social; d) las improvisaciones inexperiencia, excesos o incoherencias del actual gobierno, y e) una coyuntura internacional guerrerista en unos frentes, con fuertes bandazos a la derecha en otros y con incertidumbres económicas generalizadas, han llevado a obstaculizar el proceso de paz total y los proyectos de cambio y  reforma planteados, generando un clima de confusión e incertidumbre  en unos sectores, de frustración en otros, y dando argumentos y oxigeno a una oposición amplia pero carente de organización y de propuestas alternativas.
  • Pero hay también muchos motivos para mantener la esperanza y continuar las luchas. Enuncio sólo tres: 1-) Existen en el país muchas organizaciones populares, campesinas, indígenas, afro, sindicales, de víctimas del conflicto armado, gremiales y académicas vigorosas y experimentadas, que resisten a los embates de los armados o de los grupos de poder y mantienen vivas las banderas de la dignidad, la democracia, la equidad, la justicia y la paz. 2 -) El país sigue contando, en mi opinión, con tres faros que lo orientan y lo pueden proteger de graves riesgos: la Constitución de 1991, los Acuerdos firmados en La Habana en 2016 y el Informe Final de la Comisión de la Verdad.  Y 3-) También en el escenario internacional hay instituciones, organizaciones, procesos y apoyos que estimulan y permiten el trabajo por los valores comunes de la dignidad humana, la democracia, la igualdad y la paz.   No estamos entonces ante el desespero y el caos sino frente a un momento difícil e incierto pero cargado de posibilidades y de futuro en el largo camino de la construcción de una sociedad y un país equitativos, democráticos y en paz.  
  1. ¿Qué podemos hacer desde la Bioética frente a una situación como la colombiana actual?

Es la pregunta que les traigo y les dejo a todos y todas Ustedes, como miembros activos de la Red Latinoamericana de Bioética. Ninguno/a podemos responderla solos. Pero estoy seguro que entre todos/as podemos hacerlo. Asumiendo que en lo anteriormente dicho hay algunos insumos para esta respuesta, y sin pretender reemplazar las consideraciones de cada uno/a de Ustedes, enuncio apenas algunos aportes preliminares:

  • Reafirmar la vida, el derecho a la vida digna y al buen vivir como norte y motivo fundamental del pensamiento y la acción social, estatal y personal.
  • Seguir creyendo en la democracia, dándole sus plenos contenidos y dimensiones y protegiéndola de las rutinas  electorales, los abusos autoritarios y los supuestos mesías.
  • Trabajar sin descanso por los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario aun en medio de las confrontaciones más duras y de las circunstancias más adversas,
  • Defender tercamente la paz, no sólo como el fin de las guerras, sino como la convivencia tranquila en sociedades equitativas que garantizan los derechos y resuelven sus diferencias y tensiones sin tener que matarse.

Saúl Franco
Miembro de la Red Latinoamericana de Bioética y Excomisionado de la Comisión de la Verdad de Colombia.
Bogotá, septiembre 19 de 2024.

3 comentarios sobre “La Bioética en la coyuntura Latinoamericana: el caso de Colombia.

  1. GLADYS YOLANDA MONTES OVALLES dice:

    Excelente trabajo. Mao incondicionalmente al Acuerdo de Paz y lucha por la construcción de un territorio en paz, con justicia social

  2. Una excelente síntesis de la situación, mil gracias.

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