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Bioética y sociedad

¿Hay futuro para los pobres?

Oxfam es una confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales nacionales que realizan labores humanitarias en 90 países. Su lema es «trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento». Con ese propósito busca desarrollar el trabajo, asistir a las personas directamente afectadas por conflictos o desastres naturales y generar informes campañas populares para influir en las decisiones políticas. El 21 de enero dio a conocer su último informe cuyo resumen publicamos y cuya publicación coinciden con el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, donde se reúnen los líderes políticos y económicos que parecen no tener en cuenta estos datos. Si el dato más claro para medir la injusticia es la brecha entre ricos y pobres, el aumento de ésta sólo nos indica que la justicia parece un sueño imposible.

El informe es  titulado ‘Bienestar público o beneficio privado», y revela que la fortuna de los milmillonarios aumentó en un 12% en el último año, es decir, 2500 millones de dólares diarios, mientras la riqueza de la mitad más pobre de la población mundial, que equivale a 3800 millones de personas, se redujo en un 11%.  Este dato muestra cómo se hace cada vez mayor la brecha entre ricos y pobres, lo cual pone en duda las intenciones que muchos gobiernos formulan de luchar contra la pobreza y sobre todo el mantenimiento de la paz entre los pueblos y las personas ya que alimenta la indignación de las ciudadanas y ciudadanos en todo el mundo.  El informe corrobora que la pobreza debido a que los gobiernos buscan privatizar los servicios públicos como la salud, la educación, la información, desfinanciando los sistemas públicos mediante el otorgamiento de beneficios fiscales a quienes multiplican sus riquezas, a las empresas que sólo buscan su propio beneficio y olvidan su responsabilidad con quienes les permiten ganar dinero asociando esto con la implantación de impuestos que pagan los pobres y eluden los ricos. Esta desigualdad afecta especialmente a las mujeres y las niñas.

La recaudación impositiva, sistema que pretende equiparar a los más ricos con los más pobres, es jaqueda por la evasión de los que más tienen: a pesar de que el número de milmillonarios prácticamente se ha duplicado desde el inicio de la crisis económica (entre los años 2017 y 2018 surgía un nuevo milmillonario cada dos días), las élites económicas y las grandes empresas tributan a los tipos impositivos más bajos de las últimas décadas y por supuesto han hecho de esa evasión un sistema avalado por los denominados paraísos fiscales. En 2015, tan solo cuatro centavos de cada dólar recaudado a través de impuestos correspondían a impuestos sobre la riqueza, como el impuesto sobre sucesiones o sobre la propiedad. Estos tipos de impuestos se han reducido o incluso eliminado en un gran número de países ricos y apenas se aplican en los países en desarrollo.

Oxfam calcula que si el 1% más rico pagase solo un 0,5% más de impuestos sobre su riqueza, podría recaudarse más dinero del necesario para escolarizar a los 262 millones de niñas y niños que actualmente no tienen acceso a la educación, y proporcionar asistencia médica que podría salvar la vida de 3,3 millones de personas.

También se han reducido drásticamente los tipos impositivos aplicables a las grandes empresas y a las grandes fortunas. Por ejemplo, en los países ricos, el tipo marginal máximo en el impuesto sobre la renta personal se ha reducido, pasando del 62% en 1970 al 38% en 2013. En los países en desarrollo, el tipo marginal máximo en el impuesto sobre la renta personal se sitúa, en promedio, en el 28%.

En algunos países, como Brasil, el 10% más pobre de la población dedica al pago de impuestos un porcentaje mayor de sus ingresos que el 10% más rico.

Los datos de Oxfam coinciden con los de la CEPAL que publicaramos en este mismo lugar, respecto de América Latina y el Caribe, donde mientras aumentó la riqueza de los milmillonarios, la pobreza extrema continuó creciendo, alcanzado su nivel más alto desde 2008 y afectando a 62 millones de personas (10,2% de la población):La fortuna de los milmillonarios aumentó en un 10% en el último año, es decir, 36 000 millones de dólares, mientras el 20% más pobre de la población, que equivale a 130 millones de personas, vio aumentar sus deudas. 

La fortuna acumulada de los milmillonarios asciende a 414 000 millones de dólares, un monto mayor al PIB de casi todos los países de la región, excepto Brasil, México y Argentina. 

El 10% de los más ricos paga solo un 4,8% de impuesto sobre la renta, aunque debería pagar en promedio un 28%. 

Con el dinero que las empresas dejan de pagar cada año por beneficios fiscales en el impuesto sobre la renta, se podría contratar a 93 000 médicos en Guatemala o 349 000 en Brasil, construir 120 000 viviendas en República Dominicana o 70 000 en Paraguay, y contratar a 94 000 docentes en Bolivia o 41 000 en El Salvador.

Las mujeres dedican 38 horas semanales al trabajo de cuidados no remunerado, mientras los hombres dedican 16 horas. En comunidades rurales de Colombia, las mujeres dedican en promedio 14 horas diarias a cuidar de sus familiares. La mujer es la primera a la que se le niega el derecho a la educación por serlo y son las primeras perjudicadas tambien cuando faltan servicios de salud como los de atención materna.

Los servicios de atención a la salud son los más perjudicados,  sufren un déficit crónico de financiación o se subcontratan a empresas privadas que excluyen a las personas más pobres. Cada día mueren 10 000 personas por no poder pagar la atención sanitaria. En los países en desarrollo, una niña o niño de una familia pobre tiene dos veces más probabilidades de morir antes de alcanzar los 5 años que una niña o niño de una familia rica. En países como Kenia, una niña o niño de una familia rica estudia, en promedio, el doble de años que una niña o niño de una familia pobre.  En muchos países, los servicios de educación o salud de calidad se han convertido en un lujo que solo se pueden permitir las personas ricas.

Las bajadas de los tipos impositivos en el impuesto sobre la riqueza benefician sobre todo a los hombres, quienes poseen un 50% más de riqueza que las mujeres a nivel global y controlan más del 86% de las grandes empresas. En cambio, cuando se descuidan los servicios públicos, son las mujeres y las niñas en situación de pobreza las que más sufren las consecuencias. Por ejemplo, las mujeres dedican horas no remuneradas para cuidar de sus familiares enfermos cuando los servicios públicos de salud fallan. Oxfam estima que, si una única empresa se encargase de realizar el trabajo de cuidados no remunerado que llevan a cabo las mujeres de todo el mundo, su facturación anual ascendería a 10 billones de dólares, 43 veces más que la de Apple, la mayor empresa del mundo.

En todo el mundo hay cada vez más personas que se sienten frustradas y enfadadas. Los Gobiernos deberían actuar inmediatamente para lograr cambios reales. El primer paso, si bien no el único, sería que las grandes empresas y las personas más ricas paguen impuestos relativos a sus bienes, calcular los impuestos con equidad: mas a quien más tiene menos a quien menos tiene,  el segundo paso aunque tampoco suficiente  sería invertir ese dinero en servicios gratuitos de educación y salud que satisfagan las necesidades de toda la población, incluidas las mujeres y las niñas, que se ignoran con demasiada frecuencia. Los Gobiernos pueden construir ya, sin demasiado esfuerzo, un futuro más prometedor para todas las personas y no solo para una minoría privilegiada.

Se puede consultar todo el documento en https://oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/620599/bp-public-good-or-private-wealth-210119-es.pdf

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