Para estar informados: el acuerdo TISA
El Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (ACS) está siendo negociado en la actualidad por 23 miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), incluida la UE, que representan el 70% del comercio mundial del sector. El ACS pretende abrir los mercados y mejorar las normas en materia de concesión de licencias, servicios financieros, telecomunicaciones, comercio electrónico, transporte marítimo y desplazamiento temporal de trabajadores para la prestación de servicios. De los países de nuestra región participan en la negociación Colombia, Chile, Costa Rica, Panamá, Perú y México pero está claro que el acuerdo está abierto a cualquier otro país de la región y del mundo que quiera adherir a él. Es importante tomar en cuenta que entre los servicios que se discuten se encuentran los que atienden a la salud.
Respecto del acuerdo TISA (Trade in Services Agreement), el investigador Ben Beachy, que trabaja para el observatorio ciudadano sobre la globalización del comercio internacional ‘Public Citizen Global Trade Watch’, con sede en Washington, ha elaborado un completo informe, publicado por WikiLeaks, en el que pasa revista a las diez mayores amenazas que representa:
- Restringir las medidas equitativas para minimizar riesgos financieros
- Permitir el tráfico de datos sensibles de los consumidores
- Forzar a los gobiernos a anticipar todas sus futuras regulaciones
- Prohibir indefinidamente cualquier nueva regulación financiera
- Prohibir los controles de capital dirigidos a paliar la crisis
- Exigir la implementación de productos financieros aun no existentes
- Aceptar las reglas financieras vigentes en otros países
- Permitir a las corporaciones el bloqueo de nuevas regulaciones
- Prohibir las preferencias bancarias nacionales para los contribuyentes
- Dejar a los gobiernos sin defensa legal para sus regulaciones
En resumidas cuentas, estas cláusulas harían que los Estados queden desarmados e impotentes frente al poder ilimitado de las compañías financieras internacionales.
Pero lo que más nos interesa es cuánto puede incidir todo esto en el ejercicio del derecho a la salud ya que lo que promueven es algo que ya está sucediendo en nuestros países que es la discusión de amplias reformas de los sistemas nacionales de salud pública, con el propósito de deslocalizar los servicios de atención de la salud y privatizarlos. Por supuesto que para hacerlo no se menciona este tratado, ya que lo haría muy evidente, sino razones de mejora del sistema existente, ahorro de gasto público promoviendo un sistema eficiente, universalización de la atención médica. La razón que hace interesante el campo de la salud pública es que existe un enorme potencial sin explotar para la globalización de los servicios de asistencia médica, principalmente porque “los servicios de atención a la salud (sic) son financiados y proporcionados por el estado o por organizaciones de bienestar social y no tienen prácticamente ningún interés para los competidores extranjeros debido a la ausencia de un objetivo de orientación hacia el mercado para la actividad” (Documento de reflexión sobre los servicios de atención a la salud en el marco de las negociaciones del TISA) La razón de globalizar los servicios de salud se sostiene sobre un argumento comercial ya que los beneficios potenciales para los intereses corporativos procedentes de la privatización de los servicios de salud públicos son enormes. El promedio ponderado del PIB que se destina a los servicios de atención de la salud en los 50 países que participan en las negociaciones del TISA es del 12,5% y sus gastos del PIB destinados a la salud ascienden a más de 6 billones de USD al año, lo que representa más del 90% del gasto anual mundial destinado a la salud. Si bien lo que se critica mayormente en estos acuerdos es propiciar el ‘turismo’ de salud para pacientes, el efecto rebote, según expertos como el Dr. Odile Frank de Public Services International (PSI), es que “la propuesta alzaría los costes relacionados con la salud en países en desarrollo y bajaría su calidad en países desarrollados en Europa, América del Norte, Australia y otros”’. No sería difícil adaptar esto a América Latina, ya que los beneficiarios del tratado serían las grandes corporaciones de salud y de seguros – quienes están detrás de las negociaciones- que se haría con el control de un mercado aproximado de 6 trillones de dólares.
Los que pretendemos defender la salud pública como única garante de la igualdad y la posibilidad de salud para todos, debemos estar atentos a las diversas maneras que se implementará este acuerdo en nuestra región para destruir los sistemas de salud pública existentes. Un ejemplo de ello es la reforma al sistema que se está implementando actualmente en Argentina bajo el nombre de Cobertura Universal de Salud.
María Luisa Pfeiffer
Capítulo Argentino Redbioética