Desnutrición, malnutrición, hambre
Informe FAO 2019: hambre, desnutrición, malnutrición
En 2015, las Naciones Unidas establecieron el objetivo de erradicar el hambre y la malnutrición y garantizar alimentos nutritivos para todos (Objetivo de Desarrollo Sostenible 2) para 2030.
El 18 de julio de 2019, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y sus asociados publicaron su informe anual El Estado de Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo. Siguiendo la tendencia de los dos informes anteriores, los resultados apuntan a la improbabilidad de lograr este objetivo.
Anteriormente, la FAO utilizaba la prevalencia de subnutrición como el principal indicador del hambre, con una grave inseguridad como indicador complementario. A pesar de los avances logrados en décadas anteriores, desde 2015, la prevalencia de la subnutrición se ha estabilizado (alrededor de 10,8% con la prevalencia más alta en África subsahariana y Asia) y el número estimado de personas con hambre ha aumentado ligeramente (821.6 millones de 811.7 millones en 2017).
Mientras tanto, la obesidad está aumentando en todo el mundo. Este año, el informe agregó un nuevo indicado: la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave. Los datos de encuestas individuales directas
muestran cuándo las personas tuvieron que reducir la cantidad o la calidad de los alimentos debido a razones económicas (inseguridad moderada) o habían pasado hambre (inseguridad grave).
El informe estima que 2 mil millones de personas no tienen acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes.
El informe refleja cómo la desaceleración económica ha contribuido a un aumento del hambre y la desnutrición, y muestra que, entre 2011 y 2017, el 84% de los países (la mayoría en África y Asia) donde aumentó la subnutrición tuvo una desaceleración o desaceleración económica. Las mayores desigualdades en los ingresos también se asociaron con una mayor probabilidad de inseguridad alimentaria grave.
Si bien acogemos con satisfacción el monitoreo del problema de la inseguridad alimentaria y la nutrición, que es clave para evaluar el progreso, el monitoreo por sí solo no es suficiente para abordar la situación. Si las políticas implementadas no son efectivas, entonces debemos pedir un compromiso político más fuerte y una cooperación internacional para resolver las raíces del problema: la pobreza y la desigualdad.
El 1 de agosto, Qu Dongyu comienza un mandato de 4 años como nuevo Director General de la FAO. Esperamos sus propuestas para encaminarnos a fin de acabar con el hambre para 2030.
Fuente: Editorial The Lancet, vol. 394, issue 10195, 27 de julio de 2019.


