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Bioética y sociedad

La carne: ¿es un problema para la sustentabilidad?

Los seres humanos y el ganado que consumen son historias que impactan  sobre las vidas en un sentido profundo y significativo. La historia humana está interrelacionada con la producción de carne para el consumo, y su disponibilidad y valor nutricional como fuente de proteínas,  ha desempeñado un papel importante en la dieta desde que podemos imaginar, dando forma a las identidades regionales y los movimientos globales. Es posible que el debate emocionalmente cargado sobre la idoneidad ética del consumo de carne,  nunca llegue a una conclusión, pero recientemente el impacto en el clima de la cría de ganado y los problemas nutricionales y de salud causados ​​por la carne, se han convertido en una preocupación apremiante.

Lograr una dieta saludable a partir de una fuente sostenible es una lucha lo suficientemente nueva para países con abundancia de alimentos, y  ha demostrado la dificultad de lograr un cambio significativo. Los esfuerzos gubernamentales para reducir el consumo y, por lo tanto, reducir el aumento de peso en los países de altos ingresos, no han demostrado un efecto significativo, y la mayoría de estos esfuerzos se centran en el azúcar o la grasa. Del mismo modo, la sostenibilidad ecológica global de los hábitos agrícolas no ha sido un tema importante de discusión hasta las últimas décadas. Es solo ahora que estamos comenzando a tener presente el papel de la carne en estos dos debates, y la evidencia sugiere que existe un fuerte atraso para un ajuste de cuentas con nuestros hábitos. La producción de carne no solo afecta el ecosistema por la producción de gases, los estudios cuestionan además el efecto directo del sistema de producción en el uso global del agua dulce, el cambio en el uso de la tierra y la acidificación de los océanos. Un artículo reciente en Science afirma que incluso la carne de menor impacto causa “mucho más” impacto ambiental que las formas de producción vegetal. Las presiones de la población, con una población global predicha que aumentará en un tercio entre 2010 y 2050, nos empujarán más allá de estos puntos de ruptura.

PLOS One(1) ha publicado un documento sobre los impuestos relacionados con la salud para la carne roja que debe tomarse en cuenta. El documento ofrece algunas afirmaciones convincentes como justificación, incluida la sugerencia de que los costos relacionados con la salud directamente atribuibles al consumo de carne roja y procesada serán de US $ 285 mil millones en 2020, o sea el 0,3% del PIB bruto mundial. Por otra parte asegura que el 4% de todas las muertes en el mundo serían causadas por carne roja o procesada. Por supuesto, este modelo matemático causal debe tomarse con pinzas, aunque no se puede olvidar la clasificación de la OMS de 2015 sobre algunas carnes como carcinógenos probados. Según la evaluación de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer existe un vínculo «fuerte» entre la carne roja y la evidencia mecanicista de carcinogenicidad.

La pregunta de qué se puede hacer es más desafiante que la de qué se debe hacer. Los países  y sus ciudadanos, deben limitar su consumo intensivo de carnes de granja, tanto por razones de salud como ambientales. El tema de cómo se puede producir este cambio es parte de un debate más amplio sobre la carne que todos debemos comenzar a tener. ¿Un simple impuesto sobre la carne roja y procesada cambiará los hábitos en la medida necesaria? Una simple medida promulgada por sí sola corre el riesgo de afectar injustamente sólo a aquellos cuyos presupuestos solo alcanzan a las carnes más baratas. Afirmar que aquellos que no pueden pagar la carne deberían simplemente, cambiar a una dieta vegetariana, no es un aporte equilibrado al debate sobre el papel de la carne en la sociedad. Sin embargo, impuestos específicos han mostrado resultados positivos en áreas de gran preocupación para la salud, como el tabaco, aunque estos éxitos están acompañados de manera similar por las discusiones sobre la naturaleza regresiva de tal impuesto.

Lo más probable es que las medidas que se propongan adopten un enfoque más sistemático y  más amplio, precedido de una discusión pública sobre la carne que de información sobre posibles providencias que permitan decidir la aplicación adecuada de  subsidios agrícolas de los gobiernos así como encontrar una manera de mejorar los verdaderos costos de la carne para los seres humanos y el planeta. Habrá que poner en práctica ciertos métodos de procesamiento a través de cambios en los hábitos de los consumidores a lo largo del tiempo, tal vez podría pensarse en el uso de impuestos específicos, pero ciertamente luego de una discusión atractiva y equilibrada. Ningún sistema se puede ajustar a priori a todos los países por igual. La carne puede ser común a casi todas las sociedades, pero su papel en cada una es diferente y en algunas está profundamente arraigado culturalmente.

Entonces, ¿podemos responder cuál es una cantidad saludable de carne roja o procesada? Respecto de esto se puede decir muy poco tanto para el planeta como para el individuo. Sin embargo este respuesta no pude evitar buscar llevar al mundo a un lugar donde podamos equilibrar el deseo de comer lo que queramos con nuestra necesidad de preservar el ecosistema del que dependemos para mantenernos. La discusión y el intercambio en busca de respuestas debe comenzar pronto.

The Lancet, Editorial, -vol 392, iss. 10161, november 24, 2018, p. 2237


(1) Revista científica que  cubre principalmente investigación básica en cualquier materia relacionada con la ciencia y la medicina.

Un comentario sobre “La carne: ¿es un problema para la sustentabilidad?

  1. La carne industrial tiene un elevado costo ambiental porque acelera el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación de un recurso cada vez más escaso: el agua. pero tambien es un alimento que auenque lo quieran sintetizar pues jamas alcxanzara los nutrientes necesarios adema . podemos caer la humanizar en desaparecer habitos milenarios que bien o mal son naturales .

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