Byung-Chul Han (Seúl, Corea, 1959)
Byung-Chul Han (Seúl, Corea, 1959)
Vivimos un tiempo tan apresurado que no somos capaces de detenernos a ver a quienes nos rodean, descubrir algunas personas que nos enseñana con sus palabras pero también con sus actitudes que es posible vivir de otra manera que la que la cultura nos propone como única salida. Quiero que los que se acercan a esta página conozcan a Byung-Chul Han, autor de las frases que cito abajo. Es un filósofo coreano que vive en Alemania y escribe en alemán, autor de dieciséis libros, de los cuales los más recientes son tratados acerca de lo que él denomina la «sociedad del cansancio» (Müdigkeitsgesellschaft), y la «sociedad de la transparencia» (Transparenzgesellschaft).
La transparencia para, Byung-Chul Han, es la norma cultural creada por las fuerzas del mercado neoliberal y que puede definirse como el insaciable impulso hacia la divulgación voluntaria de todo tipo de información que raya en lo pornográfico. Los dictados de la transparencia imponen un sistema totalitario de apertura a expensas de otros valores sociales como la vergüenza, el secreto y la confidencialidad. Es interesante esta reflexión de una persona que dice haberse dedicado a la filosofía porque podía “leer despacio”, sostiene que “Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante, basta con poder leer una página por día”. Estas expresiones y actitudes rechazan uno de los valores de la actualidad: la velocidad que al conjugarse con la transparencia alimenta la sed de tecnología que ambicionamos, la que posibilita la información visual antes que la oral y la instantánea antes que la crítica.
Una forma simple de resistencia política que practica Chul Han ante el capitalismo digital, además de la crítica que hace en sus libros, es carecer de smartphone, no hacer turismo, escuchar solo música analógica, no tratar a su alumnado como clientes y dedicar tiempo a cultivar su jardín.
- “Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”.
- “Si se expulsa de la vida cualquier elemento apacible, ésta acaba en una hiperactividad letal”.
- «El tú puedes incluso ejerce más coacción que tú debes.»
- “Lo que enferma no es el exceso de responsabilidad e iniciativa, sino el imperativo del rendimiento, como nuevo mandato de la sociedad del trabajo tardomoderna.”
- “El lamento del individuo depresivo: nada es posible, solamente puede manifestarse dentro de una sociedad que cree que nada es imposible.”
- Toda época tiene sus enfermedades emblemáticas. Nuestra época en este sentido es neuronal: trastornos como la depresión o la hiperactividad definen el panorama patológico de comienzos de siglo. En cuanto a nuestras sociedades, ya no vivimos en una época bacterial o viral, en la que la violencia venía de la otredad o de lo “extraño”. En nuestro mundo, la violencia es neuronal y, por tanto, inmanente al sistema.
- “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede, y si no se triunfa, es culpa propia. Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”.
María Luisa Pfeiffer